domingo, 8 de abril de 2012

PERÚ

A principios del siglo XVI, los pobladores procedentes del sur (Perú actual), recientemente avecindados en el Darién y en el Chocó, eran llamados pirú o pirúa, nombre que ellos  empleaban para designar a los depósitos que conservaban sus alimentos. De esa manera, los nativos del Chocó identificaron a los antiguos peruanos con los objetos que, aparentemente, eran la causa de la abundancia de que disfrutaban durante sus largos viajes por mar, río y tierra.

En los primeros años del siglo XVI, los nombres pirú, pelú o virú habían sido adoptados por Caciques de la región de la región norte de América del sur, ocurrencia que fue conocida por los castellanos. Simultáneamente, los habitantes del Darién y del Chocó utilizaban el nombre pirú para designar a un legendario país, ubicado hacia el sur y cuyo nombre significaba país con abundancia de alimentos. Los españoles identificaron al legendario Perú como un país rico en oro y decidieron conquistarlo. Aunque la anécdota de los Trece de la Isla del Gallo bien pudiera identificarse como una leyenda, lo cierto es que existía una creencia corriente en la época: ir al sur era ir a ser rico; iral norte era engolfarse en la pobreza y la escasez. Los pobladores del Tahuantinsuyo nunca denominaron Perú a su país. Fueron los españoles quienes impusieron dicho nombre creado por los aborígenes del Darién y del Chocó.

Y andando los años, la voz Perú rodó por el mundo como el nombre de un país rico, suntuoso y opulento. Una vez descubierto el Perú y recorrido su territorio, se comprobó que, en realidad, era un país con abundancia porque estaba bien administrado: se guardaba, convenientemente protegidos, los alimentos de los años buenos para los años de reducidas mieses, utilizando innumerables y singulares construcciones llamadas colcas, tambos, pirúas, collonas ocullunas, huachipas, etc. “

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